Hermanos hermanas que hoy se reúnen para celebrar este acontecimiento que ya no de ustedes en el país. Todo el país ha hecho suya. Memoria esta fiesta histórica, las hermanas Mirabal y así también saludo a las personas que nos están mirando a través de la televisión. Nos escuchan a través de la radio. Te saluda a los jóvenes y qué bueno que están los estudiantes aquí participando de esta celebración. Ojalá no vengan solamente porque le pidieron para que viniera, sino que estén aquí por un sentido histórico y de conciencia. ¿Qué es lo que necesitamos, y en este momento, y oración en este momento de reflexión? No solamente aquí en esta iglesia en Villa Tapia. Si no todo el país. Debe tomar este día. También. Para reflexionar. Debiéramos. Hacer un alto. Y para todas las maquinarias. Y para todas. Las actividades. Y. Dé. Tenerlo. De muchas cosas. ¿Por qué el país necesita más que represión más que producción, reflexión? ¿Para que podamos entender hacia dónde vamos qué es lo que realmente necesitamos como país? Y en este día de reflexión en el que cada ciudadano cada Dominicano, Dominicana, recordando este hecho tan lamentable vergonzoso para la humanidad. No solamente para los dominicanos, para la humanidad del asesinato de estas tres mujeres. Que valientemente. Enfrentaron. Una dictadura que pocos se atrevieron a enfrentar. Y de ahí que a partir de ese acontecimiento se ha declarado este día como el de no violencia contra las mujeres.
Desafortunadamente, no le han hecho tanto caso mucho, pero hay que seguir insistiendo. Hay que seguir trabajando, para que haya respeto, entre todos nosotros especialmente contra la violencia que aumenta cada vez más, y hay que seguir educando, y formato, y la Palabra de Dios que hemos escuchado hemos sido como telón de fondo para la reflexión.
Resulta también ocasional el texto, o los textos que hemos leído por qué no nos habla de un sueño que tuvo un rey llamado Nabucodonosor, poderoso que invadió Israel con el pueblo y esclavizó, parte de los jóvenes y entre ellos teníamos jóvenes esclavizados, y es como un sueño, y en ese sueño esa visión que él tuvo de un hombre grande poderoso, hecho de hierro, hecho de bronce, de aro, de plata, pero tenía una debilidad porque tenía parte de abajo, y él se miraba así tan poderoso tan grande. Entonces le pidió a este joven. Ese pobre descentrar ese sueño y le dice sí. El sueño dice que tú eres muy poderoso y muy grande un momento que te derrumbarás. Lo decepcionó porque él pensaba que el poder era para siempre, mucha gente piensa que el poder es para siempre. Entonces ese poder comienza a crear en la mente y en la conciencia del que lo tiene un espíritu de soberbia, y el que no sabe administrar el poder, se convierte en soberbio, fue el poderoso y todo lo que están en mi entorno son nada. Es una debilidad del ser humano, y por eso está como un pecado capital.
La soberbia porque hace que el ser humano fracase, pero no lo entendemos, porque todavía mucha gente desayuna de la soberbia, y aunque pasen los años con el tiempo, aunque la historia esté ahí no le hacemos caso. No aprendemos la lesión, pero junto con la soberbia entonces está la ambición.
El poder produce ambición, porque provoca una ansiedad tan grande de que no solamente de ser importante, sino tener. Tener hasta lo que no es mío y dañar a quien sea para tener lo que yo quiero. Tampoco hemos aprendido con la historia, la cantidad de hombres y mujeres ambiciosos que ha llevado el país a la desgracia por querer todo, ni pensar que son los dueños de todo. Pero también ese poder que se refleje en esta figura provoca la vanidad, y el poderoso que no tiene conciencia se hace vanidoso. Tengo poder y lamentablemente encuentra mucha gente que le aplaude, que andan detrás, alabándole exaltándole, y el otro creyendo ser grande.
Tampoco aprendemos, porque la vanidad lleva la desgracia. Eso nos ha hecho mucho daño, a lo largo de la historia de este país, que no hemos entendido que el poder no es para pisotear, para imponer, o para dominar el poder. Es una oportunidad para servir y es instrumento más grande. Que Dios le da al ser humano. Es poder servir al otro, pero más todavía el poder servir a la patria, cuando uno teniendo la posibilidad. La capacidad la Comisión para hacerlo. Qué bien hace un país, cuando tú puedes aprovechar esa oportunidad, que te da la sociedad que te da el pueblo, que te da la gente para que tú te hagas grandes. No para ti mismo, sino para la sociedad. Haciendo servicio a los demás, y eso hace que el país la sociedad. La patria crezca cuando tenemos hombres y mujeres con gran espíritu de servicio. Cuando dejan a un lado la misión cuando dejan a un lado la soberbia. Cuando dejan a un lado la vanidad ya se hace grande y a veces yo digo y cómo es posible que alguien que le da una oportunidad. Después se han ocultado y huyendo del pueblo. Cuando el pueblo fue que le puso en ese lugar tiene que estar con la gente y que la gente te vea. Te escuche te oiga y tú lo escuches o la vanidad nos lleva rodeando de gente que nos impide que nosotros se acerquen. Como se convierte en un pequeñito faraón. Y lo hacemos mal a la sociedad. Nos dan una oportunidad para servir. Y esa es un el elemento importante para el desarrollo del bienestar de una sociedad, de una comunidad cuando tenemos hombres y mujeres de servicio, pero hay algo que entonces hay en el ser humano y no todos los tienen y todo pueden lograr descubrir y hacer conciencia de esa condición que es la lucha por la libertad. No todo el mundo la tiene. Hay gente que se acostumbran y se dejan domesticar y se acostumbran a vivir tranquilos. Y que la vida paz. Y el mundo pase y nada. Qué no se metan con medio lo único, por otro que no. Que desafían lo que sea, por la libertad. Y así debe ser porque es una condición del ser humano. Es un don del ser humano en el que Dios me ha creado libre y nos ha creado libre a cada uno y a cada una y tenemos que luchar por la libertad y aprender a vivir la libertad en libertad y saber respetar también la libertad de los demás y por eso hay que educar en la familia en las escuelas. Nosotros como Iglesia a pensar libertando en el libertinaje, si no en la libertad tener conciencia de lo que es el libre por una libertad consciente, una libertad verdaderamente ciudadana en el que estemos comprometidos y comprometidas todos y todas hacer que la sociedad sea mejor, las hermanas Mirabal, se adelantaron, en esos años todo el mundo tenía miedo a hablar la palabra libertad, era un pecado capital para sistema, pero se atrevieron porque no soportaron vivir esclava no soportaron que le coartaran su libertad y no solamente la de ella, sino la de los demás y eso luchar por algo que nosotros hoy estamos disfrutando.
Hoy disfrutamos de libertad. Gracias a ellas. Y a tantos hombres y mujeres que tomaron conciencia y no solamente pensaron en sí, sino que pensaron en el pueblo en el futuro. Lamentablemente el precio fue alto. Dar su vida. Pero libertad. Siempre tiene un precio muy grande. La libertad no llega gratuitamente. La libertad tiene un precio históricamente. Lo podemos comprobar todos esos hombres y mujeres que han luchado desde Juan Pablo Duarte, Luperón un Caamaño y otros más hermanas, Mirabal y otros y otras. Y todavía sigue luchando por esa libertad. Pero hay que seguir trabajando por esa libertad. Algunos no los se dan cuenta por qué estamos viviendo en este ambiente, pero cuando se pierde es que uno se da cuenta el valor tan grande que en uno poder hablar aquí tranquilamente el uno puede manifestarse y decir lo que uno siente aunque no lo escuche muchas veces por decir lo que lo siente. Un don, un valor, que nosotros tenemos que cuidar, defender como esos y esas, que supieron y saben luchar, por la libertad, para que otro también vivan la libertad y tenemos que continuar en esa dinámica en nuestro país, para que así la libertad se mantenga con sus limitaciones y sus problemas pero tratar de conservar para que la soberbia ni la vanidad, ni en la ambición puedan dominar, sino que la libertad esté por encima. De todo eso la libertad los que luchan por la libertad.
Pero también aquellos y aquellas han sabido defender la dignidad. Eso es lo más grande que tiene el ser humano junto con su libertad. El tener dignidad y cuando un hombre una mujer tiene conciencia de su dignidad, sabe realmente lo que vale su dignidad y lo sagrado que es la dignidad en su vida y para los en los demás la defiende, otros no lo defienden. Y por eso lamentablemente esos años de dictadura cuánto daño se le hizo a la dignidad de los dominicanos, donde se pensaban que los dominicanos no eran una posesión, unos peones de un jefe que imponía y decidía sobre la vida de cada persona. Se creía que estaba por encima de encima de la dignidad de los demás, y es lo más grave. El dañar la dignidad de tanta gente, su fama, su vida, su familia, sus propiedades, todo dañar la dignidad del otro. Ojalá que nunca. De esta manera se vuelva a repetir esto y aunque siguen dándose hecha situación en nuestra sociedad, pero como esto no puede repetirse, hay gente que por ahí aclama de una manera inconsciente ni soñarlo, no podemos mirar hacia atrás. Nuestro país debe seguir adelante, respetando la dignidad y la libertad de los demás y es un compromiso de cada ciudadano y de cada ciudadana de cada persona, el defender la dignidad del otro, el papá y la mamá con sus hijos en el matrimonio en la escuela. La institución en la comunidad nosotros como Iglesia y por eso Dios nos creó hay más en semejanza suya y por eso de ahí el significado, el sentido de lo sagrado de la dignidad del ser humano porque somos imagen de Dios y dañar al otro. Es como dañar también la imagen de Dios gente que ha sabido luchar por la dignidad de los demás y así los jóvenes que están aquí ustedes con jóvenes cuiden su dignidad es el valor más grande. Eso es lo que nos hace grande y por eso recordamos la memoria de tanta gente que supieron tener dignidad mantener su frente en alto, nunca bajarse y mantener sus principios. Claro, sus valores claros defendiendo lo que creían dignidad hay otros que se bajan e inclinan la cabeza y tranquilamente acceden a lo que sea, que importa. Y qué pena que otro daño en la dignidad de los temas quitando la vida a otros maltratando a otro, ofendiendo a otros humillando, hasta burlándose de los demás.
La dignidad es un don de Dios y todos nosotros tenemos el deber y el compromiso como lo han hecho tantos hombres a lo largo de la historia Dominicana. Seguir defendiendo esa dignidad como pueblo, pero también como patria. Nuestra República Dominicana tiene una dignidad, el cual se ha luchado por tantos años. Por ella mantener nuestra dignidad como nación como país, pero también ante la vanidad, ante la en la soberbia. O ambición humana hay algo que no puede faltar en el ser humano junto con el deseo de la libertad o la lucha por la dignidad que es la vergüenza, se ha perdido la vergüenza. Cuando perdemos la vergüenza, perdemos la sensibilidad. Las hermanas Mirabal sintieron la vergüenza y así tantos hombres y mujeres que murieron por este país. Sintieron la vergüenza ajena en el extranjero, mirando como los dominicanos, sufrían y otros pueblos eran libres. Sentir vergüenza del mal de lo que nos sucede. ¿Esa vergüenza que nos hace a nosotros sentir sufrir o lo que le sucede a otro o a otra? Hemos perdido la capacidad de asombro. Hemos ido perdiendo la sensibilidad. Hemos perdido el sentido del compromiso de la solidaridad y vemos tantas cosas y nos quedamos hasta sonrientes tantas desgracias. Nos quedamos tranquilos como si no pasará nada sentir hasta la vergüenza como sociedad que supuestamente avanzamos y hay cosas que todavía da vergüenza, pobreza, violencia y males que afectan a la sociedad. ¿Te puede tanto tiempo de lucha? Uno siente hasta la vergüenza de cosa que sucede, pero no podemos pasar vergüenza porque eso no levante el ánimo y nos permite seguir adelante. Por eso tenemos un gran compromiso. Todos nosotros como dominicanos ciudadanos y ciudadanas. Continuar el legado de estas tres mujeres y tantos más que murieron por la libertad. Por la democracia. Por nuestro país. Por eso pedimos a Dios para que nos ayude a cada uno a tomar más conciencia de nuestro compromiso y nuestro deber como ciudadano. Que así sea, Amén.