En un solemne acto celebrado en la Catedral Primada de América, la Arquidiócesis de Santo Domingo realizó una ordenación diaconal de treinta y nueve laicos comprometidos que recibieron el ministerio del orden, acto que fue presidido por Monseñor Amancio Escapa, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis. La ceremonia contó con una presencia masiva de fieles católicos quienes, llenos de alegría, valoraron dicha ordenación como una gran fiesta para la Iglesia.
La palabra “Diácono” viene del griego y significa “servidor”, y conforme a la normativa canónica, puede ser un hombre casado y con hijos, así como célibes. Ellos no serán ordenados sacerdotes y por eso son Diáconos permanentes, quienes por el hecho de recibir una orden sagrada pasan a ser ministros, clérigos. Su preparación durante cuatro años les faculta para cultivar su vida espiritual y ayudarles a cumplir dignamente los oficios propios del orden, entre los que se destacan poder celebrar matrimonios, bautismos, funerales, entre otros actos. El diácono no es solo una ayuda al párroco, sino que él comporta todo un servicio al pueblo de Dios, que justifica la preparación espiritual, humana, teológica y filosófica que recibe.
El grupo de los ordenados lo conforman, Juan María Alberty, Andrés Arias, Omar Awad, Jesús Binet, Elías Caamaño, Ángel Cano, Juan Cuevas, Juan de Jesús F., Rafael Díaz, José Durán, Manuel Fabre, Ricardo Fernández, Antonio Frías, Ramón García T., Buenaventura López, Darío López, Mario Magallanes, Antonio López, Cosme Medrano, Jorge Melo, Fernando Molina, Enrique Montes D’Oca, Edwin Montesinos, Sigfrido Moreno, Toribio Mosquea, Juan Paredes, Sixto Pérez, Franklin Pérez, Vidal Pichardo, Fermín Quezada, Héctor Ramírez, Julio Reyes, Manuel Rodríguez, Santo Alexis Sánchez, Robín Santana, Ramón Santiago P., José E. Vargas, Ángel Villanueva y Rafael Yaryura, quienes profesionales de distintas áreas y provienen de las parroquias y comunidades de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
Su Ministerio diaconal, junto a su familia consolidan la Misión Evangelizadora de la Iglesia y constituyen una legión de hombres convencidos de sus testigos de la fe, la esperanza y el amor en medio del mundo que hoy nos toca vivir.