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Evangelio del día 21 de enero 2018

by prensa.arzobispadosd@gmail.com

Madre de la Altagracia, haznos un pueblo de hermanos

Orientaciones para la celebración: Todos los sectores organizan una procesión llevando la Imagen de la Virgen de la Altagracia, acompañada de flores y entonando cantos marianos. Se puede llevar delante la bandera Dominicana. Se puede llevar un letrero con el lema y el valor del mes y letreros con el nombre de su sector.

Como muestra de comunión fraterna se acoge a todos los que participan en la Eucaristía especialmente a los que visitan por vez primera el templo. Se adorna el Templo con flores vivas y banderas dominicanas.

Se crea un ambiente festivo. Cada Sector presenta un signo de su Sector en la procesión de ofrendas. Se prepara un momento festivo para el final.

Primera parte de la Celebración:

1. Procesión desde los sectores hacia la Iglesia Parroquial:

Todos los sectores organizan esta procesión llevando su Imagen de la Virgen de la Altagracia, acompañada de flores y entonándole cantos.

Pueden llevar delante la bandera dominicana y un letrero con el nombre de su sector y el lema. Se entonan cantos marianos. Al llegar al Templo Parroquial se detienen en la puerta donde les recibe el sacerdote o ministro de la comunidad con unas palabras y saludo. Luego, todos entran cantando llenos de gozo. Cada sector se coloca en el lugar determinado.

2. Ubicar cada sector en un lugar determinado dentro del Templo Parroquial. Al inicio de la Celebración el que preside llama a cada sector; les pide que levanten sus manos e invita a que les den un aplauso de acogida.

3. Monición Ambiental:

Hermanos y hermanas con mucha alegría nos reunimos como comunidad de fe que vive en fraternidad, para celebrar en este día del Señor la Eucaristía en honor a nuestra Madre Protectora, Nuestra Señora de la Altagracia, cuya fiesta celebramos y lo hacemos animados por el lema “entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lc. 1,40)

Ponemos bajo la protección de la Madre María, en su advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, a toda nuestra patria, ya que ella es un punto de encuentro, de amor y fraternidad. Ella es parte de nuestra identidad nacional, para que junto a su hijo nuestro Señor Jesucristo, nos lleve de la mano en este año 2018, en que iniciamos la elaboración de la Segunda Etapa del Plan Nacional de pastoral, animados por la Eucaristía con el lema “con la Eucaristía, fuente de comunión, impulsamos la misión.”

Pidamos a nuestra Madre que proclamamos como única Reina y Soberana, que proteja nuestras Familias, que proteja al pueblo dominicano, que por su intercesión, el Señor de sabiduría a los que nos gobiernan, para que lo hagan con vocación de servicio, buscando el bienestar de todos, especialmente por los más pobres , y procuren garantizar seguridad a la población, para que todos podamos celebrar en fraternidad. Con el Lema, “entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel”(Lc. 1,4) nos ponemos de pie, para recibir a Jesucristo que llega en la persona de quien preside. Cantamos.

4. Oración colecta:

Señor, Dios Nuestro, que nos diste como Madre a la Bienaventurada María, Madre de tu Hijo, concede que nos afiancemos en tu amor ya que gozamos de la protección de la Virgen bajo el título de la Altagracia, y haz que avancemos en la nueva vida.  Por Nuestro Señor Jesucristo.

5. Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: Isaías 7, 10-15

El niño que nacerá de esa Virgen es el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros que nos une como hermanos. Esta profecía de Isaías se cumple en María y en su Hijo Jesús.  Escuchemos.

Lectura del libro de Isaías 7, 10-15

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios, en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»

Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.» Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿no les basta cansar a los hombres, que cansan incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, les dará una señal: Miren, la virgen está encinta y da a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel que significa: “Dios-con-nosotros”.» Comerá requesón con miel hasta que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien.  Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: Lc. 1,46-55

RV/. El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas; su nombre es santo Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava.  R/

Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho tanto por mí; Él es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación tras generación.  R/

Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los soberbios, derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.  R/

Auxilia a Israel su siervo, acordándose, como lo había prometido a nuestros padres, de la misericordia a favor de Abrahán y su descendencia por siempre.  R/

Segunda lectura: Gálatas 4, 1-7

Al llegar la plenitud de los tiempos Dios envía su hijo, el Salvador nacido de mujer, para liberar de la esclavitud a su pueblo. Esa es María que a lo largo de nuestra historia, nos ha reunido en torno a su Hijo como hijos de su Padre y como hermanos entre nosotros. Escuchemos

Lectura de la Carta de San Pablo a los Gálatas 4, 1-7

Hermanos: Quiero decir: mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo pues, aunque es dueño de todo, lo tienen bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. De igual manera también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo. Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva.

La prueba de que ustedes son hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios. Palabra de Dios.

R /. Aleluya, Aleluya.
V /. Alégrate María, la llena de gracia. El Señor está contigo.
V /. No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios:
R /. Aleluya, Aleluya.

Evangelio: Lucas 1, 26-38

María con su “hágase en mi tu Palabra” se hace colaboradora del plan de salvación de Dios para con la humanidad. Este plan es la comunión con el Padre como hijos, entre nosotros como hermanos, con la creación como señores. Digamos como Ella a Dios y hagámonos promotores de fraternidad en nuestro pueblo.

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando a su presencia, dijo: – Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: – No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: – ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

El ángel le contestó: – El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: – Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.  Palabra del Señor.

6. Oración de los fieles:

El que preside: Proclamemos las grandezas del Señor, Padre todopoderoso, que quiso que todas las naciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo y supliquémosle diciendo:  R. Padre, contempla la Madre de tu Hijo y escúchanos

Por nuestro Obispo…, por la Conferencia Episcopal Dominicana, para que el Señor por la intercesión de la Santísima Virgen María les acompañe en su misión evangelizadora.  Oremos.

Por el Gobierno de nuestro país, para que el Señor, por intercesión de Nuestra Señora de la Altagracia, le conceda sabiduría y fortaleza para gobernar con equidad y justicia.  Oremos.

Por todos los pobres, los huérfanos y las viudas, por los enfermos y por los que están esclavizados por el pecado, para que por intercesión de Nuestra Señora de la Altagracia llegue hasta ellos el anuncio glorioso del Evangelio.  Oremos.

Por el pueblo dominicano, que celebra hoy con gozo la Solemnidad de Nuestra Señora de la Altagracia, para que ella nos ayude a que crezca la fraternidad entre los dominicanos y se rompa esa cadena de violencia, de corrupción y de toda desigualdad económica y social en nuestro país.  Oremos.

El que preside: Escucha Padre nuestras oraciones. Bendice nuestro pueblo a quien has regalado como Protectora a la Madre de tu Hijo. Danos la alta gracia de ser generosos y solidarios como Ella y así podamos hacer presente tu Reino de Vida, de Verdad y de Amor en medio de nuestro pueblo. Te lo pedimos con Ella por medio de tu Hijo Jesucristo, que vive por los siglos de los siglos.  Amén.

7. Oración sobre las ofrendas:

Derrama, Señor, sobre estas ofrendas, que hemos colocado sobre tu altar, aquella fuerza del Espíritu Santo que fecundó a la Bienaventurada Virgen María, para que fortalecidos con los dones de este mismo Espíritu, nos unamos fielmente a Cristo y trabajemos en la Iglesia por la salvación universal.  Por Jesucristo Nuestro Señor.

8. Prefacio:

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios Todopoderoso y Eterno por todas las grandes maravillas que has realizado en la Virgen, Madre de tu Hijo. Ella, concebida sin mancha, no fue contaminada por la corrupción del sepulcro. Intacta en su virginidad, gloriosa en su descendencia, triunfante en su asunción, Madre de Cristo, esposo de la Iglesia, es proclamada siempre y en todas las partes, medianera de todas las gracias y modelo de santidad.

Por eso al celebrar ahora su solemnidad, devotamente te cantamos, clamando y diciendo con todos los coros de los Ángeles… Santo…

9. Oración después de la Comunión:

Habiendo recibido con alegría, Señor, en esta festividad, tu sacramento, te suplicamos que los que en este divino banquete proclamamos la muerte de tu Hijo, nos hagamos dignos de participar de su Reino y gloria a una con la Bienaventurada Virgen María, llena de gracia.  Por Jesucristo Nuestro Señor.

10. Bendición final:

Se puede tener una bendición para cada sector. Al final también se puede hacer cantos marianos con gran alegría.

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