El Papa en Santa Marta recuerda que nadie puede decir ‘Padre’ sin la gracia del Espíritu y con la conciencia de que somos hijos.
Las oraciones no son palabras mágicas y la palabra ‘Padre’, Jesús la pronuncia siempre en los momentos emocionantes de su vida. No debemos pensar que las oraciones sean ‘palabras mágicas’, y por lo tanto no hagamos como los paganos.
Lo indicó el Santo Padre en su homilía de la misa matutina en la residencia Santa Marta, comentando el Evangelio de hoy, en el cual Jesús enseña la oración del ‘Padre Nuestro’ a sus discípulos, para indicar el valor de la oración en la vida del cristiano. O sea que el espacio de una oración entra en la palabra ‘Padre’.
Un Padre que “sabe lo que necesitamos antes que se lo pidamos”. Un Padre que “nos escucha escondido, en el secreto como Él, Jesús nos da el consejo de rezar en secreto”, dijo.
Un Padre “que nos da la identidad de hijos, y cuando digo ‘Padre’, llego a las raíces de mi identidad: mi identidad cristiana es ser hijo y esta es una gracia del Espíritu. Nadie puede decir ‘Padre’, sin la gracia del Espíritu”.
El Papa señaló también: “Sin sentirse hijo, sin decir ‘Padre’, nuestra oración es pagana, es una oración de palabras”. Y rezarle al Padre es la piedra angular, Èl conoce nuestras necesidades. Seguramente podemos rezar a la Virgen, a los ángeles y a los santos, pero “la piedra angular de la oración es ‘Padre’”. Y si no somos capaces de iniciar la oración de esta manera, “la oración no va bien”.“’Padre’ es una palabra que Jesús usaba en los momentos más emocionantes, cuando estaba lleno de alegría, de emoción: ‘Padre te alabo, porque tú revelas estas cosas a los niños’; o llorando delante a la tumba de su amigo Lázaro: ‘Padre, te doy gracias porque me has escuchado’”.
Este es el espacio de la oración cristiana: ‘Padre’. “Y después rezamos a todos los santos y ángeles, hacemos las procesiones y las peregrinaciones. Todo es hermoso, pero siempre iniciando con ‘Padre’ y con la conciencia de que somos hijos”.
El Santo Padre llevó su pensamiento a la parte de la oración del ‘Padre Nuestro’, en donde Jesús se refiere al perdón del prójimo como Dios nos perdona a nosotros. “Si el espacio de la oración es decir ‘Padre’, la atmósfera de la oración es decir ‘nuestro’: somos hermanos somos familia”. Y recordó lo que sucedió con Caín que odió al hijo del Padre, odió a su hermano. Porque el ‘Padre’ nos da la identidad de familia.
Por esto –aseguró Francisco– es tan importante la capacidad de perdón, de olvidar las ofensas, esa buena costumbre: ‘Pero dejemos pasar… que el Señor haga Él’, y no llevar rencor, resentimiento ni deseo de venganza…”.
“Rezar al Padre perdonando a todos, olvidando las ofensas, es la mejor oración que uno pueda hacer”. Y es bueno que algunas veces hagamos un examen de conciencia sobre esto. Para mí Dios es Padre, ¿yo lo siento como un Padre? Y si no lo siento así, debo pedir al Espíritu Santo que me enseñe a sentirlo así, porque “el ‘Padre Nuestro’ nos da la identidad de hijos y de familia para ir juntos en la vida”.
Fuente. Zenit