En los saludos posteriores al Ángelus, Francisco recuerda a San Esteban, el primer mártir cristiano, encomendando a su intercesión a “los pueblos desgarrados por la guerra” a la vez que expresa su cercanía a las comunidades cristianas que sufren discriminación e invita a todos los fieles a dejarse impresionar por “el estupor que se convierte en adoración” ante el nacimiento de Jesús
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
Los pueblos quieren la paz, “recemos por la paz, luchemos por la paz”. Francisco, en los saludos posteriores al Ángelus dedicado a San Esteban, primer mártir del cristianismo, lanza un sentido llamamiento por todos los pueblos que sufren la violencia.
Cercano a los cristianos discriminados
En el signo del testimonio de San Esteban, Francisco expresa así su cercanía a las comunidades cristianas “que sufren discriminación”.
[ Les exhorto a perseverar en la caridad hacia todos, luchando pacíficamente por la justicia y la libertad religiosa ]
Un asombro que se convierte en adoración
El Papa, tras agradecer a todos los que le han dirigido mensajes de felicitación y oraciones en los últimos días, saludó después a los presentes en la Plaza de San Pedro, invitando a los fieles a detenerse ante el belén inspirado en el que San Francisco realizó en Greccio hace 800 años, y a entregarse al asombro ante el nacimiento de Jesús.
“Observando las estatuas, verás en sus rostros y actitudes un rasgo común: el asombro. Verás un asombro que se convierte en adoración. Dejémonos impresionar por el asombro ante el nacimiento del Señor. Deseo que conservéis esto en vosotros: el sobrecogimiento que se convierte en adoración”.