Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio a toda la creaciòn. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos». Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la fiesta de la conversión de San Pablo, y en el Evangelio encontramos la respuesta a una pregunta que muchas veces nos hacemos: ¿Dios mío, cual es mi llamado? San Marcos nos dice: “Ir y proclamar”.
Cada uno de nosotros, que decimos seguir a Cristo, tenemos el mandato universal de “ir y proclamar”. Todo lo que hacemos en nuestra vida, tanto en lo personal como en lo pastoral, debe tener impregnada esta misión.
Cuando decimos ir, no tenemos que pensar necesariamente en lugares lejanos; ahí mismo donde estás, en tu familia, en tu trabajo, en tu sector, en la calle, en el tránsito, en fin, donde quiera que te encuentres, la vida, las palabras y las acciones deben ser un permanente mostrar a Cristo para que otros puedan dejarse también seducir por el Él.
El Padre en su infinito amor, por medio de Jesús, nos invita a llevar su amor a todos nuestros ambientes, a hacer, y a veces también a no hacer, ya que en esto último, también estamos dando testimonio cuando lo exige la circunstancia. En este ir, no vamos solos. El Espíritu Santo nos acompaña, anima y fortalece, para que no seamos nosotros los que hablemos, sino que a través de nosotros se refleje su presencia, su vida y su amor. El Papa Francisco en su mensaje para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones anima a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús en favor de las necesidades de los más desfavorecidos.
Compartamos con alegría la experiencia de caminar junto a Cristo que ha dado un nuevo sentido a nuestra vida y pongamos en sus manos las nuestras para que sean útiles a la obra de la evangelización. Dejémonos guiar por la iglesia conforme al plan de Dios que no quiere que ninguno se pierda.
Que El Señor nos dé el regalo de descubrir aquello que no nos permite ser como Él nos sueña. Pidamos aquello que tenemos que dejar para que Él sea quien desea ser en nuestras vidas y pidamos también la gracia de ser, como San Pablo, misioneros-discípulos de Jesús.