Lectura del Profeta Amós 9,11-15
Así dice el Señor: «Aquel día, levantaré la tienda caída de David, taparé sus brechas, levantaré sus ruinas como en otros tiempos.
Para que posean las primicias de Edóm, y de todas las naciones, donde se invocó mi nombre. –Oráculo del Señor–. Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios.» Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 84
R. /“Dios anuncia la paz a su pueblo”
Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón.» R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 9,14-17
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.» Palabra del Señor.
Meditación
Me preguntan con frecuencia la razón por la cual soy cristiano. Sin grandes pretensiones y sin respuestas teológicas ni apologéticas (defensas de mi fe) pienso que es porque Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, ha “echado vino nuevo” en mi vida y esta alegría de la novedad lo he meditado y aceptado en mi mente y en mi corazón. Sin embargo, no siempre he recibido ese vino nuevo en “odres nuevos” para que “las dos cosas se conserven”.
Pero, alguna vez te has preguntado, ¿Qué es un odre? Un odre es un recipiente hecho usualmente de cuero de cabra para contener líquidos como el vino, aceite u otras sustancias como la mantequilla y el queso. El odre al ponerse viejo por uso pierde su flexibilidad y capacidad para expandirse ya que se pone tieso y puede reventar con mayor facilidad; razón de su desuso. Y, el vino, ¿qué significa? Se usaba para celebrar la presencia del Señor, como parte del culto divino y como símbolo de la alegría. Anteriormente se conservaba el vino en ánforas- recipientes de barro- durante su proceso de maduración y oxidación. Cuando el vino nuevo va madurándose emite gas cuando se fermenta y por eso necesita lugar para expandirse. Por tanto, la fuerza del nuevo vino puede romper el envase y más si es de un odre (cuero) viejo y tieso. “Se echa vino nuevo en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.”
Jesús hoy habla con respecto a lo nuevo y lo viejo aludiendo a las rígidas y añejas tradiciones judaicas sustentadas especialmente por los fariseos. La novedad de Jesús ya no cabe en los moldes legalistas y las tradiciones que encarcelan la libertad de su Espíritu y sus enseñanzas. No podemos mezclar su gracia con lo viejo que no desea cambiar ni liberar al hombre. Algo se rompe ya que el vino de la novedad expande y no se deja aprisionar.
Ser seguidor de Cristo implica vivir la novedad del Reino que trae consigo confianza en su eficacia transformadora. Implica recibir libremente en un corazón nuevo y dispuesto a cambiar la gratuidad del Espíritu y su mensaje. El vino nuevo motiva a formar comunidades de discípulos necesitadas de una enseñanza especial que les ayude a discernir y cuidarse de la levadura (ideologías) de los fariseos y grupos que desean implantar caminos que conducen al poder, la riqueza y el privilegio para grupitos. El vino nuevo del Reino de Dios es para ser tomado por aquellos que se atreven a recorrer el camino del discipulado para renovar la vida de fe para obrar desde la alegría y fidelidad del Reino implantado por Jesús. Es el vino que nos compromete a obrar desde y con Jesús. Esto no puede crecer dentro de odres viejos, tiesos y duros. Solo nos convertimos cuando cambiamos todo lo que no deja expandir el vino de la alegría, esperanza y caridad que trae el mensaje. No contengas el Reino sino, más bien, ábrete a la experiencia transformadora del vino nuevo pero en odres nuevos. ¡Por esta experiencia novedosa y felizmente transformadora soy cristiano!