El Santo Padre advierte sobre la urgencia de políticas trasparentes y honestas, además del respeto de los derechos humanos para eliminar las migraciones forzadas causadas por las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria.
Johan Pacheco, Ciudad del Vaticano
En el mensaje para la 109ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado publicado este 11 de mayo, el Papa Francisco reflexiona sobre la “libertad de migrar o quedarse” lo cual exige una participación equitativa del bien común y respeto a los derechos humanos. La jornada será celebrada el domingo 24 de septiembre de 2023.
“Los flujos migratorios de nuestros días son expresión de un fenómeno complejo y articulado, cuya comprensión exige el análisis atento de todos los aspectos que caracterizan las diversas etapas de la experiencia migratoria, desde la partida hasta la llegada, incluyendo un eventual regreso”, expresa el Santo Padre en el mensaje titulado “Libres de elegir si migrar o quedarse”.
Como ejemplo de una migración forzada, recuerda en el mensaje la huida de la Sagrada Familia: “El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2,13).
«Migrar debería ser siempre una decisión libre; pero, de hecho, en muchísimos casos, hoy tampoco lo es”, denuncia Francisco. Indicando además que los “conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen obligan a millones de personas a partir”.
La migración forzada contemporánea
En el mensaje menciona algunas de las causas más visibles de la migración forzada contemporánea: las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria. Los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación.
“Para eliminar estas causas y acabar finalmente con las migraciones forzadas es necesario el trabajo común de todos, cada uno de acuerdo a sus propias responsabilidades”, dice Francisco. Insistiendo también en la urgencia “por detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común”.
“Para que la migración sea una decisión realmente libre – señala Francisco en el mensaje-, es necesario esforzarse por garantizar a todos una participación equitativa en el bien común, el respeto de los derechos fundamentales y el acceso al desarrollo humano integral. Sólo así se podrá ofrecer a cada uno la posibilidad de vivir dignamente y realizarse personalmente y como familia”.
Políticas transparentes
El Papa Francisco advierte que la tarea principal para que la migración sea libre, corresponde a los países de origen y a sus gobernantes: “llamados a ejercitar la buena política, transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables”. Sin embargo, asegura también ellos “han de estar en condiciones de realizar tal cosa sin ser despojados de los propios recursos naturales y humanos, y sin injerencias externas dirigidas a favorecer los intereses de unos pocos”.
Camino al Jubileo del 2025, el Santo Padre recuerda un acto de justicia iluminado por la Sagrada Escritura: “En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad” (Lv 25,13). Y exhorta a “un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra”.
El encuentro con Cristo a través del migrante
Finalmente, hace resonar las palabras del Evangelio: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver” (Mt 25,35-36), invitando a todos a practicar las obras de misericordia con los migrantes mientras se trabaja “para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre”.
“Y esto significa –dice el Papa- acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular. Dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera”.