Lectura de la profecía de Isaías 66,10-14
Festejen a Jerusalén, gocen con ella, todos los que la aman, alégrense de su alegría, los que por ella llevaron luto;
mamarán a sus pechos y les saciarán de sus consuelos, y apurarán las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo, y en Jerusalén serán consolados.
Al verlo, se alegrará su corazón, y sus huesos florecerán como un prado, se manifestará a sus siervos la mano del Señor». Palabra de Dios
Salmo Responsorial: Jdt 13,18bcde.19 R. Tú eres el Orgullo de nuestra raza
El Altísimo te ha bendecido, hija, más que todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra. R
Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo, que tu alabanza estará siempre en la boca de todos los que se acuerdan de esta obra poderosa de Dios. R.
Lectura de santo evangelio según san Juan 2,1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.» Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: “Hagan lo que él diga”
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenen las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Saquen ahora y llévenselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. Palabra del Señor.
Meditación
Celebramos hoy la memoria de Nuestra Sra. de Lourdes y al Jornada Mundial de Oración por los Enfermos. En el año 1858 se apareció la Virgen María en la gruta de Massabielle, a orillas del río Gave, cerca de Lourdes en Francia a Bernardita Soubirous. El mensaje de la Virgen fue que allí se edificara un santuario para orar y hacer penitencia por la conversión de los pecadores. Por otra parte celebramos la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos, esta jornada fue instituida el 13 de mayo de 1992 por San Juan Pablo II.
Esta Jornada nos recuerda que debemos atender y acompañar con amor a nuestros hermanos que pasan por situaciones dolorosas de enfermedades que les provocan muchos sufrimientos. Es un día para tomar conciencia del dolor y la enfermedad propia y también la ajena. Es un día para orar y velar por el cuidado de los enfermos. Orar para que si es la voluntad de Dios se sanen y velar para que quienes estén enfermos reciban las medicinas y los cuidados necesarios.
El relato de las bodas de Caná, enlace que se realizaba al estilo de la época, en una casa familiar a la cual Jesús asiste con sus discípulos en calidad de invitado, igual que su madre, contiene una carga de profundo sentido catequético y una gran dosis de simbolismo espiritual en torno al signo de la alianza.
Jesús dio inicio a su ministerio realizando allí una de sus primeras señales prodigiosas cuando el vino comienza a escasear, y su madre, que se nos revela en los evangelios actuando siempre a tiempo, atenta a las contrariedades de los demás (recordemos el caso de su prima Isabel, una anciana embarazada), acude a interceder ante su Hijo, para resolver el problema que puede dar al traste con la fiesta (la alianza).
Juan denota también en el relato de las bodas de Caná que María, con la petición a su hijo ante la falta de vino, donde comienza a faltar la alegría de la fiesta (la vieja Alianza), lo presenta a la comunidad (por extensión, a la iglesia con la petición “hagan lo que El les diga”, las últimas palabras suyas que registran los evangelios) como el esposo de la Nueva Alianza, nuevo pacto del amor de Dios a su Pueblo, que encuentra en El la respuesta a su situación de vida.
Este pasaje del Nuevo Testamento le confiere además a María su papel de intercesora ante su hijo (Ya no tienen vino), tan eficaz que le hace variar sus designios con la petición a favor de los dos enamorados a punto de convertirse en los nuevos esposos: ¿Qué podemos hacer tú y Yo? Todavía no llega mi hora. Sin embargo, en un acto de misericordia, ante la petición de la madre, transforma la vieja Ley de Moisés en Evangelio, mismo que habrá de ser fundamento de la relación que los une.
Para nosotros, discípulos modernos de Jesús, esta lección nos invita continuamente a entablar una nueva relación de amor con Dios y, si acaso nos falta el vino del entusiasmo para emprenderla con nuevos bríos, podemos recurrir a la eficaz Bienaventurada, intercesora de todas las gracias. Ella tiene la clave de su inigualable ternura materna para lograrlo.