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Evangelio del Día 07 de Julio 2016

Lectura del Profeta Oseas 11, 1-4. 8c-9

Así dice el Señor: “Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos.

Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba.

Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.” Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 79 R/ “Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.”

Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece; despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. R.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: “Vayan y proclamen que el Reino de los cielos está cerca; curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis. No lleven en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.

Cuando entren en un pueblo o aldea, averigüen quién hay allí de confianza y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en una casa saluden; si la casa se lo merece, la paz que le desean vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a ustedes.

Si alguno no les recibe o no les escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacúdanse el polvo de los pies. Les aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo. Palabra del Señor.

Meditación

¿Alguna vez has pensado cómo se forma una perla de mar? Cuando las ostras son pequeñas no tienen ninguna protección y flotan en el agua como si fueran medusas. Luego cuando se les empieza a formar la concha, se van al fondo del mar, y ahí se pegan a las rocas y se abren un poquito para dejar entrar a los organismos microscópicos que le sirven de alimento (plancton). A veces, entre el agua y el plancton, se cuela un grano de arena o un animal diminuto. La ostra, para defenderse del intruso segrega una sustancia conocida como nácar, la cual cubre al objeto extraño hasta convertirlo poco a poco en perla. Este increíble proceso tarda entre tres a seis años. De un pedacito de arena sale una perla. En parte se parece a nosotros y al mensaje de hoy: llevar la buena nueva- lo novedoso y mejor del nosotros transformado- a los demás. Dios nos envía a dar la perla de su mensaje que vive dentro de nosotros a través de su palabra.

Probablemente lo hermoso que Dios sembró desde todos los tiempos dentro de tu corazón lo veías como algo intruso. A diferencia de la arena dentro de la ostra, Dios depositó su amor sin imposiciones. Simplemente te lo ofreció para que tú lo introdujeras dentro de tu corazón. Muchos lo combaten y por eso se les dificulta que Dios construya una perla hermosa dentro de nosotros desde lo que somos.

 Hoy se te pide ir y dar los demás esa palabra sembrada en tu corazón. Pero primero, a diferencia de la ostra, descubre y cree que es una perla hermosa que te hace hijo(a) de Dios. Cuando lleves el mensaje- la perla –algunos lo van a recibir con esperanza y ánimo. Otros se abrirán al mensaje para “salir del paso” mientras otros simplemente no escucharán y posiblemente hasta querrán cerrarte las puertas en tus propias narices. No te desesperes ni te sientas herido por algunas reacciones. Recuerda que el mensaje sigue siendo una “perla hermosa” que te llevarás contigo. Es la misma palabra que un día quizás tú mismo negabas y que hasta pensabas inútil. Ella vuelve a ti con más brillo cuando no la desean. Es la palabra que un día recibiste gratuitamente y que crece dentro de ti mientras más lo regalas. Las cuentas bancarias de nuestro Dios están a la inversa que las de nuestros bancos locales: mientras más te regalas como donación de Dios a los demás, mayores son los regalos – los intereses y sus ganancias- del Señor para ti.

Recuerda el poema de Santa Teresa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.” Solamente te basta Dios. No hacen falta oro ni plata; solamente la perla del mensaje que por sí misma te basta.

Regala esa perla que Dios ha depositado en tus manos, tu mente y tu corazón y construye Reino alrededor.

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