El Papa Francisco se reunió en la capital portuguesa con representantes de varios centros y asociaciones de caridad y asistencia, entre ellos el “Centro Parroquial de Serafina”, la Casa Familia “Ajuda de Berço” y la asociación “Acreditar”. De ellos escuchó el relato del apoyo concreto ofrecido a las personas más necesitadas, especialmente a los niños solos o enfermos, a través de obras nacidas del amor al prójimo enraizado en el Evangelio
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
El sacerdote Francisco Crespo, responsable de la parroquia y del Centro Social San Vicente de Paúl, también llamado Centro parroquial de Serafina, por el nombre del barrio en el que se encuentra, fue el primero en saludar al Santo Padre.
Al presentar su experiencia, explicó que su parroquia y el Centro social que acogió el encuentro, nacieron el mismo año, en 1959. De hecho, el primer párroco “había comprendido desde el principio que, para evangelizar a esta población, era necesario tocar la realidad concreta de sus habitantes, privados de la protección de sus derechos y también de los medios esenciales para una vida digna y justa”, dijo.
Una amplia gama de servicios
Un compromiso que se siguió desarrollando a través de “múltiples respuestas sociales a las necesidades de la población”. Hoy, el Centro social puede atender a casi ochocientas personas con más de ciento setenta empleados. De hecho, ofrece una amplia gama de servicios, como una guardería, un centro juvenil, una residencia de ancianos y un servicio de apoyo a las familias necesitadas.
“La vida de la gente ha mejorado, pero aún queda mucho por hacer”, dijo el padre Crespo y citó una expresión de san Juan XXIII: “La parroquia es la fuente del pueblo donde todos van a beber”. Que esta JMJ, concluyó, nos anime a hacer aún más “para llevar alegría a todos”.
En defensa de la vida
La asociación Ajuda de Berço es un hogar para niños abandonados o en situación de riesgo que surgió hace veinticinco años en el contexto de los movimientos en defensa de la vida y de las campañas del referendo sobre el aborto de 1998. El deseo era ofrecer a las personas una alternativa a la tentación de renunciar a sus hijos o apoyar a quienes no podían hacerse cargo de ellos. El representante de Ajuda de Berço dijo al Papa:
“Hasta la fecha hemos acogido a cuatrocientos cincuenta y dos niños que, tras vivir con nosotros, han sido ubicados en un proyecto de vida seguro y definitivo. Para algunos ha sido el regreso a la familia, para otros la adopción u otros hogares de acogida”. Y agradeció a Francisco su compromiso en defensa de la vida.
“Su magisterio, siguiendo las huellas de sus queridos Predecesores, nos anima, consuela y confirma”, dijo. Así como es precioso, subrayó, el apoyo de la Iglesia en Lisboa y la gran “amistad social que se ha generado en torno a la asociación” con creyentes de diferentes confesiones y hombres de buena voluntad que no profesan ninguna religión, todos unidos por el mismo compromiso de cuidar a los más pequeños.
El apoyo a los niños con cáncer
La asociación Acreditar sigue ocupándose de los más pequeños. Joao la presentó. “Somos un grupo de niños y jóvenes con cáncer, niños y jóvenes que han pasado por este calvario, junto con sus padres”. Desde hace treinta años, la asociación “invita a la esperanza en la recuperación e intenta aliviar el sufrimiento durante el tratamiento, tanto en los casos de supervivencia como a las familias cuyos hijos no han sobrevivido”.
El apoyo ofrecido es emocional, psicológico, material y educativo; los que viven lejos del hospital son alojados en sus casas. Y añadió: “Nuestra misión es estar al lado de todos los niños y jóvenes, intentando que el cáncer no los defina y que el tratamiento sea eficaz y haya una mejor calidad de vida”.
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