Por Leonor María Asilis
Es innegable que el mundo está pasando por momentos muy difíciles.
Cada quien tiene su propio desierto y dificultades. Y si a eso sumamos los que vemos en nuestro entorno (temas familiares, nacionales e internacionales), entonces el peso de los mismos resulta insostenible.
Estoy convencida que la raíz de nuestros problemas son espirituales.
Abortos, guerras, odios, malquerencias, ambiciones, egoísmos, y lo nunca visto hasta ahora, la injerencia de la ideología de género en nuestra cultura y en nuestros niños.
Ha llegado la hora de combatir el mal. Nuestra conversión y la oración son poderosas armas para lograr conquistar el corazón De Dios a que intervenga pues sin El nada podemos, y lo hacemos a través de Jesús nuestro Salvador y por su disposición, de la mano de María su madre y porque también así El lo quiso para ser madre nuestra.
Por su intercesión, Jesús hizo su primer milagro en las Bodas de Cana de Galilea.
Con esta acción, Jesús nos revela su debilidad por su Madre.Y en la cruz, nos la entrega en Juan, queriéndonos mostrar que es nuestra Madre en el Espiritu y que nos cobijemos bajo su manto.
Ella nos regaló un gran arma espiritual, el Santo Rosario. Al momento que escribía estas líneas (7 de octubre) se celebraba su fiesta y tristemente Israel fue atacada y ahora por igual contra ataca (generando muerte y destrucción). Y si a éso sumamos el desarrollo del Sínodo en el Vaticano, donde se debaten importantes asuntos que debemos suplicar la asistencia del Espíritu Santo. No hay tiempo que perder, vamos a orar con persistencia e insistencia clamando la ayuda divina tan necesaria para estos tiempos.
Decía San Luis María que no es posible expresar cuanto estima la Virgen el Rosario sobre todas las demás devociones y cuán magnánima es al recompensar a quienes trabajan para predicarlo, establecerlo y cultivarlo y cuán terrible es, por el contrario, con aquellos que quieren hacerle oposición.
San Josemaría Escriba decía que: El Santo Rosario es un arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado (Camino, 558).
Esta confianza al rezar se manifiesta en creer en la poderosa intercesión de la Virgen María ante cualquier problema o dificulta por el cual pasemos.
Si vemos la historia como la batalla de Lepanto entre otros, el Rosario era un arma demoledora, ahora al ver el desorden moral en el que vivimos, la Madre la ha convertido en un arma nuclear, así lo afirmaba ella a los videntes en Fátima, ella le ha dado nueva eficacia, hasta tal punto que no hay problema ni cuestión, por más difícil que sea, temporal, o sobre todo, espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de las familias del mundo, o de las comunidades religiosas, o inclusive de la vida de los pueblos y de las naciones, que no puedan ser resueltas por el Rosario.
No hay problema, ni cuestión por difícil que sea, que no pueda resolverse por medio de la oración del Santo Rosario.
Oremos el Santo Rosario, y vamos a cosechar gracias y bendiciones.
¡Ave María, Gratia Plena!
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