Por: Gustavo Guzmán
En el año 2005 dentro del cónclave llego a suceder a San Pedro, Benedicto XVI, con toda la humildad necesaria para ser pastor dentro de la Iglesia, con apertura de escuchar a los demás, para que sea la voluntad de Dios la que tome su accionar durante su pontificado, esto es una mirada diferente de cómo hacer las cosas.
Como Papa habló siempre de la alegría del cristiano, su primera encíclica fue al amor de Dios «Deus caritas est». “No se comienza a ser cristiano -escribe- por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona”. Ese encuentro que habla es con Jesús a través de su Espíritu Santo, nos deja un legado de hacia dónde dirigir nuestro encuentro con Dios y con la sociedad que vive momentos críticos, pero que si lo abordamos a través del amor con el norte puesto Cristo, todo será un camino de santidad.
Frente a todas las situaciones que sucedieron en la Iglesia en su pontificado Benedicto XVI, siempre tuvo presente un llamando al amor, fuente de todos los bienes celestes y terrenales, conversión un cambio que te hace entregar todo por el evangelio, penitencia que purifica y lava en el perdón que viene de Dios y te hace feliz por dentro, sobre todo la humildad para reconocer y ponernos a los pies de la cruz, para comprender todo y confiar en que vendrán días mejores con la resurrección en Cristo Jesús.
Las palabras que jamás deben olvidarse de quien camina a la casa del Padre, son aquellas que pronunció ante la academia bávara que tenía por tema “¿Por qué sigo aún en la Iglesia?”, dijo lo siguiente: “Sólo en la Iglesia es posible ser cristiano y no al margen de la Iglesia”. Es importante que ahora en tiempos que todos buscamos diversas formas de querer comprender nuestras propias vidas, olvidando que la iglesia es lugar perfecto para encontrarnos con Dios, que otro camino nos lleva lentamente a separarnos de Dios.
Deseo que la luz de Cristo Brille para ti Papa Emérito Benedicto XVI, la paz siempre contigo.
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