Por: Keisy Jaquez
El ser humano es un individuo bio – psico – social y espiritual en constante cambio desde el momento de la concepción hasta su muerte. Esto nos lleva a ver el caminar por la vida de una persona desde diversos ámbitos: su desarrollo biológico, psicológico, social y su experiencia espiritual. Con el paso de los años hemos escuchado que, para llegar a una realización plena, debemos estar conscientes de nuestro desarrollo en cada uno de los aspectos mencionados, pero nos olvidamos, muchas veces, de lo psicológico y lo espiritual para centrarnos en lo biológico y lo social, no sabiendo que dependemos de cada uno para poder vivir una vida plena.
Cuando hablamos del aspecto psicológico en una persona, nos referimos a sus emociones, autocontrol, conocimiento de su persona (habilidades, debilidades, aspectos que son agradables y los que no son agradables), el trabajo que realiza para la superación de un trauma o situaciones que se presentan de la persona y que afectan las relaciones interpersonales. Por otro lado, cuando nos referimos a la experiencia espiritual estamos hablando de esa conexión con Dios, la aceptación de su voluntad, el poder experimentar su amor, su perdón, su misericordia y verlo manifestando también a través de los demás. Cada uno de estos puntos son parte importante de la persona que ayudan a identificar la esencia del individuo por lo que podemos decir que somos diferentes de los demás.
Pero, con el pasar de los años se ha podido integrar la psicología a la fe y viceversa razón por la cual, en nuestra Iglesia Católica, encontramos personas preparadas en el área de la salud mental para el trabajo con los demás. Puede que, antes, se tenia cuidado con la practica psicología unida a la fe pero se ha logrado integrar ya que el creyente es humano y como tal es importante conocer los aspectos que le afectan y las herramientas para identificar como trabajar aquello necesita de una especial atención.
Esto nos lleva a no espiritualizar todo, sino mas bien a recordar que ante cada acción espiritual debemos tener una estabilidad psico-emocional para no caer en confusión. Es una realidad que aun debemos tener cuidado al momento de realizar una práctica psicológica siendo cristianos y al momento de buscar un apoyo psicológico también, por lo que es recomendable saber que la psicología ayuda al individuo para lograr la estabilidad que necesita y así caminar a un espacio mas de luz, un espacio de experiencia plena de Dios.
La psicología y la espiritualidad se complementan para lograr un mejor bienestar en el ser humano. No tengamos miedo a recibir apoyo psicológico, esto también es necesario para lograr tener vivencia del amor de Dios en cada acontecimiento de nuestras vidas. Debemos ayudar a Dios a ayudarnos porque, como dijo San Agustín: Dios que creo sin ti, pero no puede salvarte sin ti.
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