Por Rosa Pagán
El Rosario es una oración de meditación que nos ayuda a centrarnos en la vida de Jesús y su relación con su madre, la Virgen María. Cuando lo rezamos podemos acercarnos más a Dios, entregándole nuestras necesidades, y experimentamos una mayor paz y consuelo.
El Rosario es también una oportunidad para que apliquemos, en nuestro día a día, los valores y enseñanzas de Jesús. Así al meditar en los misterios, podemos reflexionar sobre cómo podemos proyectar de manera correcta nuestra cristiandad y cómo podemos hacer una diferencia en el mundo.
El sacerdorte Mons. Florian Kolfhaus, en su libro “El Rosario: Teología de Rodillas”, nos comparte los siguientes consejos para rezar el Rosario todos los días:
- Tener el Rosario en el bolsillo.
- Aprovechar el tiempo libre también para rezar
- Rezar mientras se realizan quehaceres y deporte
- Las imágenes y la música también pueden ayudar
- Canalizar nuestras distracciones para rezar
- Rezar por el otro mientras nos desplazamos
- Orar de rodillas o peregrinando
- Conectar cada misterio con una intención
- Rezarlo en momentos de sequía espiritual
- Caer dormido rezando el Rosario
El Rosario tiene múltiples beneficios para nuestra vida, entre ellos:
- Nos une con nuestra madre celestial.
- Es un arma contra el maligno.
- Aporta virtudes que tal vez desconocíamos de nosotros mismos.
- Nos llena de humildad
- Sana nuestro corazón
El Rosario no es un objeto milagroso, pues el milagro lo concede Jesús, pero es un medio para pedir ese milagro, para conectarnos con nuestro Señor y con fe esperar que nuestra necesidad será saciada por Él.
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